10 Malos hábitos que arruinarán tu coche

1. Retrasar el mantenimiento

Puede que duela gastar dinero en el taller, pero el mantenimiento de tu coche es vital para su longevidad. El mantenimiento regular incluye el cambio de aceite y los filtros, así como los líquidos. Cada fabricante del vehículo especifica una rutina de mantenimiento diferente, que puedes encontrar en el manual del propietario.

No cabe duda de que requiere invertir algo de tiempo y dinero, pero es una minucia cuando lo comparas con lo que cuesta un nuevo motor o la transmisión. (recuerda que no pierdes la garantía si llevas el coche a un taller independiente, más barato generalmente, y que puedes montar recambios de calidad equivalente en lugar de originales sin temor alguno.

Conducir con neumaticos gastados o con mala presión

Hemos separado a los neumáticos porque merecen una atención especial. Forman parte del triángulo de seguridad del coche y son claves ya que es el único punto del cocche que tiene contacto directo con el suelo. Por eso no debes arriesgarte a circular con neumáticos gastados. Si revienta un neumático mientras conduces puedes perder el control de su vehículo y tener un accidente grave. Y si conduce un vehículo con llantas lisas en la lluvia, el riesgo de aquaplaning se multiplica. Sí, son caros (sobre todo si tienes un SUV o tu coche monta llantas muy grandes), pero cuesta menos que un coche… o una vida.

2. No hacer caso a las luces de advertencia del tablero

Cuando un indicador se enciende en el tablero de instrumentos, es importante abordar el problema de inmediato. Si no sabes lo que significa la luz, compruebe el manual del propietario o llama a tu mecánico. Algunas luces de advertencia del salpicadero pueden alertarle a algunos problemas muy graves, como una fuga de refrigerante, que pueden hacer que el motor se sobrecaliente. Una reparación preventiva a menudo evita que el problema vaya a mayores.

3. No limpiar el coche

Sin el cuidado y la atención apropiados, incluso la mejor pintura se volverá pálida y descolorida por la acción de contaminantes industriales y del tráfico o la lluvia ácida.Y ojo, aunque siempre te recomendarán lavarlo a mano, normalmente en ese lavado se gasta menos agua que en los autolavados…  lo que acaba llenando el agua de suciedad y provocando un sinfín de arañazos minúsculos. Ojo, decimos autovalado y no las estaciones de lavado de grandes rodillos…

4. Realizar una conducción agresiva

Dar acelerones no ayuda a ganar tiempo y tiene efectos negativos sobre tu coche. Se consume más, se calienta en exceso el motor y los neumáticos se desgastan. Este tipo de conducción no acabará con tu coche inmediatamente, pero hará que el motor, la transmisión y el sistema de frenos se deterioren mucho más rápidamente de lo previsto. Los coches que han sido abusados ​​tendrán fugas de líquido prematuras, juntas rotas y otros problemas mecánicos. Y ni hablar de arrancar haciendo patinar las ruedas motrices. Es un gasto inútil de gasolina y de ruedas, además de que daña innecesariamente la transmisión,  el embrague, la caja de cambios y el diferencial.

Evita también conducir con el motor a muchas revoluciones. Aumenta el consumo y puede provocar sobrerrégimen (pasar de vueltas al motor). Esto implica una reparación muy costosa. Esta conducción también castiga el embrague, la transmisión y la caja de cambios.

5. Conducir demasiado tranquilo

 

Hoy en día, los avances han hecho que podamos disfrutar de coches potentes con un elevado par motor. Debido a ello, es habitual viajar en marchas largas a muy pocas revoluciones… pensando en ahorrar combustible. Pero a conducción eficiente puede dañar el coche si no la realizas de forma adecuada.

Por ejemplo, subir un puerto a bajas revoluciones en quinta o sexta puede resultar más perjudicial para el motor que el exceso de revoluciones. EL motivo es que la mecánica trabaja sin vueltas suficientes para llegar a su par máximo, donde se da la mejor relación consumo-potencia.

6. Arrancar el coche como si no hubiera mañana

Cuando arrancas el coche por las mañanas, sobre todo en invierno, calentar el motor con fuertes acelerones es una mala idea. El aceite y los componentes aún no han alcanzado la temperatura ideal… y al estar menos protegidos acelerarán el desgaste en el motor del vehículo. Espera unos segundos para que el aceite llegue al circuito y luego acelera siempre de manera progresiva.

7. Abusar del embrague.. y apoyarse en la palanca del cambio

El embrague es uno de los elementos más castigados del automóvil. Como funciona por fricción, sufre desgaste cada vez que se pisa. Por eso no hay que apoyar el pies en él sin necesidad (se produce un sobreesfuerzo que afecta al disco y a todas las piezas que actúan sobre él).

Otra mala costumbre es utilizar la palanca de cambios como apoyabrazos. Sin saberlo, estás presionando los mecanismos internos del cambio, lo que desgasta y provoca holguras en sincronizadores, rodamientos… A largo plazo se traduce en vibraciones y que el engranaje de las marchas sea más impreciso. Ya sabes, usa la palanca solamente para cambiar de marcha… y mejor hazlo con suavidad. Y en cambios automáticos, nunca intentes arrancar empujándolo (utiliza las pinzas), ni circules en punto muerto. Solamente conseguirás estreopearlo.

8. Utilizar los frenos demasiado… o no hacerlo

Pisar el pedal del freno demasiado tiempo puede acelerar el desgaste de los discos y pastillas, deformar los discos, que se creen vibraciones en el volante al frenar y deteriorar el líquido de frenos, haciendo que el sistema de frenos sea menos resistencia a la fatiga. Utiliza el freno motor bajando de marcha. Así conservarás los frenos y podrás controlar mejor el coche. Y, por último, no apures demasiado las pastillas y zapatas.. cambiarlas es mucho más barato que renovar el conjunto de discos y tambores

Si en cuestas pronunciadas a veces abusamos demasiado de los frenos, a la hora de enfrentarnos a un badén muchas veces no lo hacemos, pero hay que frenar al encontrarnos con uno. Si no lo haces, corres el riesgo de reventar una llanta, o provocar problemas en los puntos de anclaje de la suspensión.

9. Mover la dirección con el coche parado

Evita manipular la dirección con el coche parado. Piensa en que, como poco, sobre neumáticos, ruedas y suspensión hay una tonelada de peso… las gomas pueden deformarse y las suspensiones desequilibrarse, con rodamientos dañados. Además, puedes desgastar la cremallera de la dirección, con lo que la conducción sufrirá holguras. Cierto es que ahora la gran mayoría de los coches cuentan con dirección asistida, en los que este problema no es tan grave… pero en ellos no deberías nunca girar el volante hasta el límite. Si lo haces fuerzas el mecanismo (la bomba de la dirección pica en vacío) y se estropeará antes.

 

10. Conducir con el coche en reserva

Sí, tu coche es capaz de moverse con menos de cinco litros de combustible en el depósito, pero no le gusta nada a la bomba de combustible. Este elemento (en automóviles con inyección electrónica) está sumergido en el tanque, por lo que debe habar combustible suficiente para garantizar la lubricación y el enfriamiento de la bomba. Así que procura que el coche no circule en reserva, ya que la bomba puede quedar desportegida.

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